Pulgar arriba de Rusia a Ucrania, y la madre Svitolina por sus primeras semis en París
Los espectadores locales en Roland Garros, huérfanos de tenistas franceses en ambos cuadros individuales desde que Taylor Fritz eliminó al último superviviente, —y de paso los mandara a callar—, adoptaron a Elina Svitolina como una de las suyas. El marido de la ucraniana es el francés Gael Monfils, con quien comparte vida desde hace cinco años.
Es su primer Grand Slam desde que es madre, Svitolina está en los cuartos de final sin apretones de manos, ni menos abrazos con sus rivales rusas en la red. Pero sí con un pulgar para arriba. Tras superar a Daria Kasatkina por 6-4 y 7-6(5) en octavos de final, la nueve del mundo le hizo ese gesto amistoso en señal de respeto, sabiendo que no habría lugar para el saludo tradicional del tenis. La ucraniana le sonrió.
A pesar de que Kasatkina es la tenista nacida en Rusia que más fuerte se ha opuesto a la guerra en Ucrania, Svitolina es firme en su decisión de no darles la mano a las deportistas de esa nacionalidad como un gesto simbólico de alineación con el gobierno de su país: “Realmente estoy agradecida de su posición. Demostró mucho coraje al haber hablado públicamente sobre su oposición, a diferencia de muchas otras jugadoras que no lo han hecho. Es una valiente”.
Los líderes ucranianos no estrechan manos en las reuniones con los gobernantes de Rusia. Tal como en tercera y cuarta ronda, Svitolina tampoco lo hará en cuartos de final gane o pierda ante Aryna Sabalenka, nacida en Bielorrusia, nación aliada de Vladimir Putin.
La dos del mundo que aún tiene chances de quitarle el uno a Iga Swiatek en el Abierto de tenis de Francia, reclamó sentirse insegura ante los periodistas. Así, pidió “proteger su salud mental” luego que después de las dos primeras rondas, se le preguntara por temas de guerra, y por su apoyo alguna vez expresado hacia el presidente bielorruso Aleksandr Lukashenko.
Sabalenka fue excusada por el torneo a no asistir a la conferencia de prensa post partido, la que se enmarca entre las obligaciones contractuales de los tenistas en los torneos de Grand Slam (cuando no asisten, se les da una multa que se reduce de su prize money). La Federación Francesa de Tenis acogió la solicitud de Sabalenka y envió sus declaraciones a los periodistas tras entrevista con un miembro de la WTA.
Diferente trato con el que tuvo Naomi Osaka. En 2021 la japonesa quiso saltarse las ruedas de prensa. Fue multada con 15 mil dólares luego de su no presentación en la conferencia previa al torneo. La organización entonces avisó que acorde a las reglas, esa conducta reiterada podía significar la descalificación y el posterior castigo en otros Grand Slams. Osaka optó por retirarse.
“Tener conferencia de prensa es una cuestión genial. Es también una oportunidad para pagarle de vuelta a los fans, a la gente que ama el deporte”, dijo Svitolina frente a los micrófonos de Paris, aunque sin ser consultada directamente por el tema Sabalenka.
La rusa Kasatkina felicita con el pulgar a Svitolina // Reuters
“Estoy con mi país y hago todo lo posible para apoyar, para transmitir un espíritu positivo para los hombres y las mujeres que están en la primera línea, que pelean por nuestra tierra. Entonces, imaginas a quienes están en el frente de batalla si me viera a mí y yo tipo, ¿actuando como si nada pasara? Represento a mi país, tengo voz, tengo una posición en esta guerra. Lo que ha hecho Rusia y sus soldados en nuestra tierra es terrible”, señaló campeona de 17 títulos de la WTA.
“Esta guerra toca muchas áreas. Toca el deporte, toca las artes. Somos ucranianos unidos, ¿sabes? Así nos plantamos”, dijo la medallista olímpica en Tokio 2020, cuya meta más importante a su regreso a las pistas luego de dar a luz a Skai hace sólo ocho meses, es ganar un Grand Slam.
Fue semifinalista en Wimbledon y en el US Open en 2019, mas hoy dice sentirse como una adolescente, mejor que nunca: «Me siento como de 17 años de nuevo, llegando fresca al tour. No defiendo puntos aquí, tampoco la próxima semana. Definitivamente me siento más libre”.
