SÃO PAULO – Roberta Fonseca irradia felicidad. No puede más de la dicha al ver a su hijo sostener el trofeo más importante de su joven carrera. Mientras se hacen la foto familiar en la pista, besa a su retoño Joao.
Joao Fonseca se ríe avergonzadamente y saca la cara. Para, para, no hagas eso, mamá. Su padre Christiano, quien posa a su izquierda con la bandera de Brasil, sonríe ante la reacción típica de un joven que ya no es un niño.
Fonseca, de 19 años, dejó de ser el new kid on the block.
El tenista ganó el ATP 500 de Basilea, un evento de condiciones poco familiares, muy lejanas a las canchas lentas de arcilla al aire libre que más acomodan a los sudamericanos.
Fonseca, quien este lunes amaneció en el top 30 del ranking luego de vencer al español Alejandro Davidovich Fokina por 6-3 y 6-4 en la final, demostró así que las críticas que tuvo durante el año eran solo tonterías.
Comentarios apresurados y sin fundamentos, porque su irregularidad en 2025 es un aspecto normal en la formación de un tenista todavía inmaduro que vive su primera temporada en el Tour ATP.
Así, el éxito en Suiza llegó como una ratificación de su proyección.
Como destaca el diario brasileño Folha de Sao Paulo, es el título más grande del tenis masculino brasileño, desde que Gustavo Kuerten ganó el Masters Series de Cincinnati en 2001.
Un paso importantísimo en un camino que tuvo como gran impulso haber ganado el ATP de Buenos Aires en febrero, donde venció a cuatro tenistas argentinos.
Aquel logro, por mucho que se haya tratado “solo” de un evento de categoría 250, fue una proeza para un joven de entonces 18 años, teniendo en cuenta el ambiente hostil que enfrenta un brasileño en el Court Central Guillermo Vilas del Buenos Aires Lawn Tennis Club cuando su rival es local.
“Serás el próximo Nole, el que venza a Carlos y Jannik, de seguro”, predijo Davidovich en la ceremonia de premiación.
¿Se repetirá la historia? ¿Será Fonseca ese tercer invitado a la mesa donde hoy comen Alcaraz y Sinner, tal como Djokovic irrumpió en el duopolio de Federer y Nadal?
Al brasileño le falta mucho trabajo, pero una cosa es cierta: siendo un adolescente ya probó que juega muy bien con el público en contra, que puede rendir en condiciones tenísticas adversas, y que no se achica ante rivales top 10 en Grand Slams.
Y todo eso no es poca cosa.
“Es perfectamente normal que tenistas excelentes tengan semanas malas y/o actuaciones por debajo de lo esperado. Que nadie piense que Fonseca será imbatible torneo tras torneo”, advierte el periodista Alexandre Cossenza en UOL.
Pero como titula su columna Saque e Voleio e<de este domingo en el medio online brasileño, lo conseguido en Basilea es ‘un título de gente grande’.

¿Bastan aún más pruebas?
Debe ganar más partidos cuando juega mal, o golpear la mesa con una campaña destacada en un Grand Slam, o destacar en un Masters 1000 como ya hizo su rival de generación Jakub Mensik.
También habrá que ver cuánto es capaz de exigir a Sinner y Alcaraz, sus modelos a seguir tal como dijo en entrevista con CLAY, y con quienes nunca ha jugado en partidos oficiales.
Pero ya se ha visto que no es un tenista inflado por los medios y por la propia ATP solo por ser carismático, o por el hecho venir de un país tan grande y con tantos fans, como han dicho sus críticos.
Fonseca ya es ‘gente grande’.
El mejor adolescente del mundo, que se sonroja cuando su madre, orgullosa, lo besa en la mejilla, mientras él sostiene el pesado trofeo en la tierra de Roger Federer.





