MADRID – A Casper Ruud lo educaron demasiado bien. Sereno, reflexivo, amable y con humor, el noruego es uno de los jugadores que más merece dejar la categoría de «finalista» para pasar a integrar la de «campeón» en un torneo de Grand Slam.
Lo merece por su inusual buen talante, sí, pero también por su juego. Impresionaba verlo de cerca el domingo pasado en la final de Madrid: Ruud juega con confianza, su derecha hace mucho daño y no le teme al combate cuerpo a cuerpo, como bien comprobó el británico Jack Draper.
«Estoy particularmente feliz con la forma en que jugué el último game», admitió tras el 7-5, 3-6 y 6-4 en dos horas y 29 minutos sobre Draper. Es así, ese juego final fue un destilado del mejor Ruud, con una derecha pesadísima y la decisión de salir a ganar una final sumamente equilibrada. Fue el primer gran título de Ruud tras seis finales consecutivas en grandes certámenes: tres de Grand Slam y tres de Masters 1000.
¿Cuán favorito se siente de cara a Roland Garros a partir de este título?, le preguntó CLAY. Ruud, desde este lunes nuevamente uno de los cinco mejores del mundo, contestó con reflexiva modestia nórdica.
«Todavía quedan algunas semanas muy emocionantes por delante, y supongo que una victoria aquí demuestra a los demás jugadores que estoy aquí para intentar hacerlo bien durante el resto de la temporada de arcilla».
Pero en otro tramo de su análisis post final, Ruud señaló que el Roland Garros que se viene es el «más abierto en mucho tiempo», tanto en hombres como mujeres. El título lo defiende Carlos Alcaraz, pero los desafiantes son varios. Entre ellos, Ruud, dos veces finalista en París.
«Si miras mi año, ha habido un torneo realmente bueno, que fue el de Dallas, donde llegué a la final, y aparte de eso, he tenido derrotas más tempranas de lo que esperaba, más derrotas de lo que esperaba», dijo Ruud. «Pero es una temporada larga, y he intentado pensar en eso. Es como una maratón, no un sprint, como dice el refrán».
Y qué mejor que un maratonista si de ganar Roland Garros se trata.
