El nombre de Natascha Zvereva volvió a ser tipeado este sábado en computadoras y teléfonos de todo el mundo. Magro consuelo para la estadounidense Amanda Anisimova: aquella vez, en 1988, la alemana Steffi Graf necesitó solo 32 minutos de juego para barrer de la cancha a la bielorrusa en la final de Roland Garros. Anisimova resistió 57 minutos ante la polaca Iga Swiatek en la de Wimbledon.
Pero el resultado fue el mismo: 6-0 y 6-0 en París en 1988, 6-0 y 6-0 en Londres en 2025. Las dos únicas finales de Grand Slam en la era del tenis profesional en terminar con ese siempre indeseable resultado.
“Me quedé un poco sin gasolina hoy”, resumió Anisimova en un discurso de entrega de trofeos cinco veces más extenso que el de Swiatek, la primera polaca en ganar el torneo individual en el All England Club.
Paradójicamente, Anisimiova se ganó el corazón de los espectadores con las sentidas palabras que dirigió a su madre. En medio del drama le dio calidez a una tarde de anticlimax que desmintió algo esencial en el deporte, aquello de que a la final llegan los dos mejores del torneo.
Heartbreaking is an understatement. pic.twitter.com/IlZsNym7IE
— Clay (@_claymagazine) July 12, 2025
¿Era acaso mejor no jugar la final, hubiera sido mejor no derrotar a Aryna Sabalenka por 6-4 en el tercer set en una lucha de casi tres horas?
Aquella batalla de semifinales incidió directamente en el resultado de la final, aunque no fue lo decisivo. En todo caso, nadie le quitará a Anisimova su condición de finalista de Wimbledon, siempre un honor superlativo en el tenis y el deporte. Pero nadie le quitará tampoco, la mancha del 6-0 y 6-0 en la final.
Para la WTA y para Wimbledon, una mala noticia, porque una final de Grand Slam es un activo, un producto a vender, en especial este año en que se buscó potenciar su difusión modificando el horario de juego. Alcanza con comparar lo sucedido este sábado en el All England con la final de Roland Garros entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner.
Al final, casi tuvo razón John McEnroe: la entrega de premios duraría prácticamente más que la final. Y ningún torneo quiere eso.