Cuando Adrián Mannarino vea que fue programado para la Rod Laver Arena bajo el sol de Melbourne, tendrá un indicio acerca del rival con el que se enfrentará. ¿Quizás sea contra uno de los favoritos al título? Novak Djokovic lo espera y él no lo sabe. Mannarino se aisla de internet y las redes sociales. Pide a los entrevistadores que no le pregunten por el oponente de turno.
«No quiero saber, aunque digamos que en promedio me entero una hora antes. El otro día estaba buscaba donde estaban jugando mis amigos Mahut y Roger-Vasselin, y mientras chequeaba la pantalla, vi mi partido. O cuando venía desde el hotel, el chofer sólo quería ser amable y me dijo: ‘suerte contra el Sr. Munar’. No necesito saber, pero la gente no lo sabe», dijo Adrián Mannarino después de ganar a Ben Shelton en tercera ronda del Abierto de Australia.
¿Significa una desventaja en el alto nivel de tenis profesional no estudiar previamente al oponente?
«No creo que tenga que prepararme especialmente para esos partidos, si mi rival hace saque y red, o si es zurdo. Muchos jugadores prefieren entrenar con un zurdo después de jugar con un zurdo, lo mismo con los diestros. Simplemente creo que es una tontería», comentó en rueda de prensa.
Minutos antes del partido, las cámaras de las entrañas de la Rod Laver Arena lo captaban a él sentado en una silla, relajado, conversando con un miembro de su equipo, mientras que el estadounidense calentaba intensamente en la zona de precompetición. Una imagen muy característica de cómo maneja su carrera el francés: se lo toma con relajo y prioriza el descanso por sobre todo.
Le está dando resultado la fórmula, porque a sus 35 años está viviendo el mejor momento de su carrera: por primera vez se metió entre los mejores 20 del mundo, y ha ganado cuatro de sus cinco títulos en los últimos dos años.
¿Otro secreto para la eterna juventud?
El tequila. Mannarino tiene una receta que lo hace, aún más particular: «Empecé con el tequila… te ayuda a no pensar demasiado y sólo darle para adelante. A veces necesitas sólo aclarar el cerebro, dejar de pensar en el pasado».
Intersante modo de recuperación que, asegura Mannarino, ayuda a relajar sus músculos.
El francés es un acumulador de muchas más curiosidades. Es uno de los que usa menor tensión en su encordado, factor que le demanda tener mucho mayor control a la pelota y a la vez no le exige ponerle tanta potencia en sus golpes. No deja de ser un detalle muy raro: las 24 libras que manda a encordar corresponden a la mitad de lo que es considerado el estándar en el tour.
Tampoco tiene sponsors en su vestimenta. Dijo en conversación con Tennis Legend Podcast que se preocupa de usar la ropa que más le acomode, y prioriza aquello en vez de firmar un contrato con una marca de ropa que no le sienta bien.
En una entrevista publicada por L’Equipe a pricipios de enero Mannarino habló con sinceridad respecto a sus posibilidades en lo más alto del ranking. «Hay que ser realista, tengo la impresión de que los primeros 10-15 jugadores tienen algo extra. Algunos se mueven más rápido que yo, otros ven mejor el juego, otros sirven como burros… Siento que mi techo está más allá los 15 primeros».
¿Y los Grand Slams?» Mannarino dice que pronto comprendió que ganar un Grand Slam está fuera de su alcance.
Un tenista único en su especie.
