Cerca de los 40 años, siendo dueño de prácticamente todos los récords más importantes del tenis y limitado por el poderío de Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, Novak Djokovic juega para vivir momentos como el de este martes 4 de noviembre en Atenas.
Y aunque la idea de retirarse ha rondado algunas veces por su mente, el serbio siempre termina pensando, cada vez que alguien le pregunta si pronto colgará la raqueta: “¿Por qué tengo que recibir esta pregunta todo el tiempo?”
“Creo que me gané el derecho de jugar tanto como realmente quiera. A Stan Wawrinka también se lo preguntan mucho —y he escuchado sus entrevistas y pensé que tenía toda la razón al decir: ‘Hey chicos, déjenme en paz. Déjenme jugar, déjenme disfrutar’”, dijo el serbio ante los reporteros luego de vencer al chileno Alejandro Tabilo en la primera ronda del ATP 250 de Atenas.
“Personalmente entiendo la curiosidad de la gente, pero ahora mismo eso no existe en mi cabeza. Claro que cruzó por mi mente algunas veces, pero al final del día decidí simplemente jugar bajo mis propios términos —jugar donde yo quiera jugar, no donde otros crean que debo hacerlo”, profundizó.
Y es ahí, en la capital griega, en un estadio de básquetbol con una cancha de tenis temporal, donde Djokovic eligió estar.
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Deportivamente, no tiene necesidad. Pero el momento tiene una carga sentimental: es el torneo que organiza su familia y en su nuevo lugar de residencia.
Allí conectó con su ahora público local, y además vivió un momento muy especial en la pista, al romper en lágrimas luego de presenciar el homenaje que el torneo rindió a Nikola Pilic, entrenador croata que fue clave en el desarrollo de Djokovic.
La migración a Grecia viene en un pack: tanto el evento ATP como él junto a su familia se mudaron de Belgrado a Atenas, en medio de las tensiones con el gobierno del presidente Aleksandar Vucic, que habrían precipitado su decisión final, según informaron medios serbios.
El campeón de 24 Grand Slams aseguró que la razón de su mudanza es encontrar un entorno más tranquilo para seguir criando a sus hijos Stefan (11) y Tara (8), entre tantos viajes por el tour.
“Para ser honesto, no lo planeé con mucha antelación. En realidad, en los últimos dos años han pasado varias cosas y hemos tomado nuevas decisiones, tanto en el plano personal como en el profesional. Pero así es la vida. Tenemos dos hijos pequeños y tratamos de adaptarnos y encontrar el mejor entorno para ellos. Esa es nuestra prioridad: que crezcan en un ambiente lo más favorable posible para su salud psicológica, física y emocional. En definitiva, que podamos tener más tiempo para nosotros como familia”, explicó en SDNA.
Djokovic, clasificado al Torneo de Maestros de Turín tras haber jugado solo 13 torneos profesionales en la temporada, ni siquiera ha confirmado su presencia en el evento que cierra el calendario ATP.
El año pasado se restó acusando lesión.
Este año, no sería extraño que vuelva a renunciar a un torneo que ya ganó siete veces, a pesar de que Ángelo Binaghi, presidente de la Federación Italiana de Tenis y Pádel (FITP), confirmó su presencia.
“No sé de dónde sacó esa información —definitivamente no de mí ni de mi equipo. Lo decidiré al final del torneo”, dijo Djokovic en Grecia, sentado en la sala de prensa del evento de su nueva casa.
