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Disculpen a Ostapenko

Jelena Ostapenko
Jelena Ostapenko
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NUEVA YORK – Jelena Ostapenko no tiene por qué saber que decir que a alguien le falta educación arrastra todo un estigma histórico de racismo en Estados Unidos.

Hay que disculparla. De alguna manera hay que comprenderla.

Como quizás habrá que comprender a Taylor Townsend, que dijo en una reciente entrevista con CLAY que las mujeres no son maltratadas en Arabia Saudita.

“La narrativa que hay, los medios de propaganda sobre cómo se trata a las mujeres… no tiene nada que ver con lo que yo vi”, dijo Townsend, ignorando los informes del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) de las Naciones Unidas, Amnistía Internacional o de Human Rights Watch, que detallan que las mujeres allí siguen sufriendo falta de libertades, opresión y violencia de género bajo un sistema legal profundamente discriminatorio contra ellas.

La tenista norteamericana fue a Riad a jugar las Finales de la WTA. Experimentó el excelente trato que merece una tenista de élite en uno de los eventos más importantes del calendario tenístico. Habló en base a lo que vio, pero pasó por alto una realidad que es bastante más compleja.

 

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Tres años atrás, en conversación con CLAY, Ostapenko dejó reflexiones interesantes sobre su personalidad carismática y explosiva, y cómo enfrenta las opiniones sobre ella.

“Si la gente te conoce, siempre hablará. Bien o mal, siempre hablarán. Es malo cuando la gente no habla de ti. Eso significa que ya no eres interesante”.

Y la gente esta semana, marcada por una serie de episodios de rabietas y peleas entre los tenistas en el US Open, habló de ella más que nunca.

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“No tienes educación, no tienes clase”, fue la frase que la campeona de Roland Garros 2017 le dijo a Townsend y que generó una avalancha de atención mediática que traspasó las barreras del tenis y el deporte.

Es desafortunado el lugar –y la rival- para combinar esas palabras. También hay una barrera idiomática y cultural a considerar.

Es cierto que “es una de las peores cosas que se le puede decir a una tenista negra en un deporte mayoritariamente blanco”, como dijo Naomi Osaka, pero también es cierto que Ostapenko, una chica de 28 años nacida en Riga, la capital de Letonia, no tiene por qué conocer tan de cerca la fuerte connotación histórica que viene desde la época de la esclavitud en Estados Unidos.

ostapenko townsend tennis
Ostapenko discutió con Townsend después de perder en la segunda ronda del US Open.

Uno de los periodistas afroamericanos acreditados en el US Open, quien preguntó a Townsend si acaso lo de Ostapenko tenía matices raciales, compartió su punto de vista con CLAY respecto a uno de los temas que marcó la pauta. Usó un ejemplo asociado al fútbol americano para explicar cómo evolucionó  la discriminación racial y el estigma histórico relacionado al menor acceso a la educación.

“Los entrenadores nunca ponían a los atletas negros en la posición de quarterback (el cerebro del equipo) bajo la idea estereotipada de que eran más aptos físicamente, pero ‘menos capaces intelectualmente'”.

Para la comunidad afroamericana – de gran presencia en Nueva York- , lo de Ostapenko es un insulto con una carga muy profunda, pero ¿de quién viene el comentario? ¿lo hizo una tenista estadounidense blanca de una familia de clase alta de Georgia, Illinois o la costa oeste norteamericana?

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Ostapenko no viene de Jackson, Mississippi, uno de los casos más claros en Estados Unidos donde la élite blanca convivió con una larga historia de discriminación contra la población negra. Muy alejado de eso.

Las disculpas de Ostapenko llegaron con una afirmación innegable: “El inglés no es mi lengua materna”.

Los obstáculos lingüisticos existen, y la gente que se esfuerza en hablar en el idioma del otro puede muchas veces ser malinterpretada. La cultura estadounidense, tantas veces centrada en ella misma, aquello lo pasa por alto.

Hay también otra barrera cultural: decir que alguien “no tiene educación” o que es “mal educado” en la mayoría de las culturas apunta a los malos modales, o a ciertas actitudes groseras. No precisamente a decir que no eres inteligente, o que no tuviste derecho a la educación.

No sean hipócritas: todos hemos disfrutado de sus dramas en la cancha, sus encontrones con rivales y su estilo histriónico, extravagante y fuera de norma.

Ahora no merece que la despedacen. Acusarla de racista es totalmente injustificado.

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