Es joven, talentoso, no se pone límites y tiene muchas ganas de ganar. Ignacio Buse, 21 años, es el proyecto que ilusiona a Perú y que ya demuestra tener nivel para competir en los mejores torneos del circuito.
“Puedo decir que el trabajo está sirviendo. Por fin las cosas se van poniendo sobre su sitio”, dice Buse en una entrevista con CLAY, difundida también por RG Media. El actual 133° del ranking mundial viene de hacer sus primeras semifinales a nivel ATP. En Gstaad, Suiza, Buse ganó cinco partidos desde las clasificaciones. Nunca antes había ganado en el cuadro principal de un evento del tour.
Ya conquistó su primer Challenger. ¿La deuda? Ganar un partido en Melbourne, Paris, Londres o Nueva York: “Todavía no consigo darle la vuelta a los partidos en los Grand Slam. Eso duele”.
Buse se pone como objetivo a corto plazo entrar a los cien mejores del tour y así seguir los pasos de grandes figuras del tenis peruano profesional como los hermanos Pablo y Laura Arraya (29° ATP en 1984; 14° WTA en 1990), Jaime Yzaga (18° del mundo en 1989), Luis Horna (33° en 2004), y Juan Pablo Varillas (60° en 2023 y octavofinalista en Roland Garros).
Yendo más atrás en el tiempo, el peruano Alejandro Olmedo fue dos del mundo a finales de los años 50, durante la Era Amateur. A pesar de que ganó el Abierto de Australia, Wimbledon y la Copa Davis una vez nacionalizado estadounidense, es un atleta importante en la historia del deporte de Perú.
Buse habla de sus sueños, sus frustraciones y sus sensaciones al conocer el éxito.
También abre su corazón para cosas que van más allá de la cancha. Destaca a su novia, recién graduada de la carrera de Medicina, como su gran motivación. Y admite que ser pareja de un tenista no es para nada fácil: “Tienes que saber que, si no viajas también, no lo verás lo suficiente”.
Entrevista con Ignacio Buse
— Está entrando en una nueva etapa en su carrera, entrando poco a poco en los torneos en los que desea jugar. ¿Cómo vive el proceso?
— Tratando de disfrutarlo como puedo. Cada jugador, tiene procesos diferentes. Trato de disfrutarlo, de vivir cada torneo, de que cada vez las derrotas duelan menos. Obviamente trato de darle más importancia a los partidos que yo considero que son más importantes, que son los de Grand Slam. Todavía no consigo darle la vuelta ni ganar un partido de estos en las clasificaciones. Eso duele. Sé que tengo que gestionar mejor ese dolor y esa frustración. Voy sumando nuevas experiencias y consiguiendo nuevas victorias y eso es muy positivo.

— ¿Y qué le está faltando para dar el siguiente paso? ¿Cuál es el aspecto más difícil a trabajar para despegar en este deporte? ¿Lo mental, lo físico o lo técnico?
— Yo creo que he tenido cuadros muy complicados. Jugadores con más experiencia que yo. En Australia me tocó contra (Dominik) Koepfer y perdí 7-6 en el tercero. En Roland Garros tuve a (Yannick) Hanfmann, que sabe jugar en París. Ahora en Wimbledon contra (Arthur) Cazaux, muy duro. No creo que lo he hecho mal, la verdad. En todos los partidos he tenido chances. El tenis es muy mental, muy emocional. No he podido ganar en Grand Slams, pero sí gané mi primer Challenger hace unas semanas en Heilbronn, y eso me produjo una felicidad tremenda. Sé que puedo seguir en el ruedo. De a poco espero que pueda seguir encontrando buenas sensaciones.
— La sensación al ganar el primer título en un circuito tan competitivo tiene que ser tremenda.
— Es muy buena, la verdad. Me tiene muy feliz. Y sobre todo la sensación de auto superación, de que por fin las cosas se van poniendo sobre su sitio. Puedo decir que el trabajo está sirviendo. Esa es la sensación. Que por ahí también se siente cuando ganas algunos partidos importantes, pero la sensación de salir campeón es superior a cualquier cosa.
—¿Hubo alguna celebración especial?
— Sí, celebramos con una parrillita en Barcelona con mi equipo, con mi novia, con mis amigos. Todo bien, muy tranquilos. Esos momentos se disfrutan mucho porque viajamos demasiado. Tratar de encontrar esos lindos momentos es importante, porque todo el año se hace muy largo.
—¿Viaja con su novia?
— No, no viaja. Está estudiando en la universidad, se graduó de Medicina. Es doctora. Justo se graduó en la semana que fui campeón en Alemania, y además se casó mi hermano. ¡Se juntaron todas las buenas noticias! A mi novia la conocí en Barcelona, ella es catalana. Es una de mis grandes motivaciones.
— Graduarse de medicina tiene que ser más difícil que ser tenista, ¿no?
— Veo todo lo que hace, todo lo que estudia, cómo se auto supera. La veo como una referente. Su carrera es muy difícil. Tenemos una linda relación porque nos apoyamos en todo. Vamos a cumplir nuestros sueños. Y sabemos también un poco cómo gestionar las presiones. Ella está ahora estudiando un examen muy complicado. En lo que puedo, la apoyo. Ella estudia todo el día y yo viajo mucho, pero tratamos de vernos lo que más podemos y cada uno sabe que cuenta con el otro.
— ¿Cómo es ser la pareja de un tenista?
— Es complicado, la verdad. Viajamos mucho. Tienes que saber que, si no viajas también, no lo verás lo suficiente. Estamos fuera entre 30 y 35 semanas al año. La semana que pueda tener de vacaciones, ella trata de venir conmigo. Es complicado, pero yo lo vivo bastante bien. Soy muy cercano a su familia. Ella no pudo venir a Londres, pero sus dos hermanos estuvieron acompañándome. Su familia es como si fuese mi familia. Y ella sabe que mi familia también es como si fuese la suya. Llevamos tiempo juntos, más de dos años.
— El año pasado jugó contra Chile en Copa Davis. Le ganó a Nicolás Jarry, que en ese momento era el 20 del mundo. Ese fue su primer gran triunfo, además que tenía a todo el público en contra en Santiago. ¿Fue un punto de inflexión en su carrera?
— Por supuesto fue un shock, porque no era para nada favorito. Yo creía en mí, pero no hay dudas que fue como un boom de confianza bastante importante. Era algo un poco fuera de la realidad, ¿no? Porque estaba fuera del top 400, y la gente creyó que por ganarle ya pronto me iba a meter dentro del top 100. No es así. El tenis es de muchísimos altibajos. Tengo claro que yo voy a seguir mejorando y trabajando duro. Este año tenía como objetivo ganar el primer Challenger, y a mitad de temporada ya lo conseguí. Ahí decidí no ir al siguiente torneo, si no que preferí parar para descansar un poco, poner las cosas sobre su sitio y salir de nuevo a entrenar. Y trazar nuevos objetivos también.
— ¿Y cuáles son esos objetivos?
— El Top 100. Entrar en el Top 100 es lo que tengo en la cabeza.. Y obviamente ganar el Challenger de Lima. Es el que más me hace ilusión.
— ¿Qué le generó ver el nivel que Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, chicos de su misma generación, mostraron en la final de Roland Garros?
— Justo la final del Challenger de Heilbronn se jugó al mismo tiempo y cuando paraba por lluvia, veía la final de Roland Garros a ratos. Fue una locura. Cuando leí antes del partido que justo Rafa Nadal ganó su quinto Grand Slam con exactamente la misma edad que la que tenía Alcaraz ese día (22 años, un mes y tres días), yo le dije a todo el mundo que era imposible que perdiera Alcaraz, así esté match point abajo. Es que no podía ser tanta casualidad.
— ¿Siente que puede acercarse algún día al nivel que juegan ellos, o la realidad le dice que es algo imposible de lograr?
— No, por supuesto que a mí no me gusta ponerme un techo. Sé que ahora esos tipos están en un nivel estratosférico, pero ¿por qué no soñar con eso? No me gusta ponerme límites, la verdad. ¿Por qué no seguir mejorando, seguir progresando como jugador, como persona? ¿Por qué no algún día poder competir con ellos?
—¿Con Joao Fonseca se lleva bien?
— ¡Sí! Es dos años menor que yo. Y recién coincidí el último año de juniors, él la rompió, ganó el US Open y fue número uno. El ‘Garoto’ es buen chico, espero que siga así, es muy humilde. El equipo que tiene trabaja muy bien, son humildes todos. Yo creo que tienen que dejarlo tranquilo, porque a la mínima que tiene un buen resultado, ya le comienzan a meter presión. El chico juega un huevo, muchísimo. Y yo creo que va a estar ahí entre los mejores, pero como todos, va a tener su proceso.
— Él es hoy la gran promesa del tenis mundial. El gran proyecto que quizás dé a Sudamérica los triunfos que se han extraviado. Y en la región, después de él, el otro joven con proyección es usted. Puede haber ciertas similitudes ¿Le entusiasma de alguna manera compartir camino con Fonseca?
— Sí, la verdad que sí. Sí, yo me llevo muy bien con él, por suerte. De hecho, me habían ofrecido esta pretemporada hacerla con él, pero se me complicó por temas de calendario. Sí que me entusiasma. Hay buenos proyectos en Sudamérica.
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