PARÍS – La sintonía entre Katerina Siniakova y Tomás Machac se percibe fácilmente en una cancha. Juegan el dobles olímpico y están constantemente sonriendo. Se miran de una manera especial y eso lo transmiten en su tenis. «¡La química es muy buena!», dice Machac.
Los checos son novios desde 2020, cuando se conocieron en el circuito y se gustaron de manera instantánea. Compitieron en los Juegos Olímpicos de Tokio, pero no llegaron a hacerlo juntos. En París 2024 sí accedieron al cuadro del dobles mixto y debutaron con un triunfo ante los primeros sembrados Laura Siegmund y Alexander Zverev. Los japoneses Nishikori y Shibahara son el próximo obstáculo.
Se hospedan en la Villa Olímpica con el equipo de República Checa, pero en habitaciones separadas. «No somos roommates. ¡Somos profesionales! Así que por lo menos por esta semana no dormimos juntos», aclara Machac. Siniakova ríe.
«Aunque siempre después de cenar juntos nos damos las buenas noches… y los buenos días. Eso es importante», dice el tenista de 23 años.
«¿Quién manda?» es una pregunta inevitable. Siniakova se adelanta en responder: «¡Yo soy la jefa! Dentro y fuera de la pista».
«Tomas dice que le doy mucha más presión que cualquier otro compañero», asegura la tenista de cabello rubio y rizado. «Pero yo no tengo problemas con la presión», replica Machac, uno de los jugadores ícono del resurgimiento de la moda de los shorts extra cortos en el circuito masculino.

Siniakova es de las jugadoras de dobles más exitosas de los últimos años. Desde 2018 ha ganado nueve Grand Slams y junto a Barbora Kejcikova están en París defendiendo el oro que consiguieron en Tokio. En mixtos, algunas veces con Machac, todavía no consigue títulos importantes. «Hemos jugado el mixto en los Grand Slams, pero no lo hicimos bien. Nos estábamos guardando para los Juegos Olímpicos», bromea Siniakova.
El checo, cuyo mejor resultado en dobles son las semifinales del pasado Abierto de Australia, ha dicho que su pareja le ayuda en su juego de duplas.
¿Hablan de tenis fuera de la cancha?
Para nada. Es lo que intentan esquivar a toda costa. «Generalmente no hablamos de tenis. No lo hacemos juntos, y yo no lo hago con otras personas en otros contextos», dice Machac.
Siniakova suelta una risa coqueta y añade: «Yo tampoco, intento evitarlo. ¡Demasiado tenis!·»