Ganar el torneo familiar: Nicolás Jarry, o lo dulce después de lo amargo
SANTIAGO, Chile – El pequeño Juanito Jarry no debe entender qué está pasando en esa ruidosa cancha de tenis, pero agita una diminuta raqueta y ríe. Su padre, Nicolás Jarry Fillol saca para partido. Uno de los momentos más importantes en la carrera del tenista de 27 años.
Y, luego en brazos de quien ya es campeón del Chile Open, se sigue robando las miradas. Quiere comerse el micrófono con el que su padre se comunica en inglés para TennisTV, mientras el público abuchea. Lo quieren escuchar hablando español después de su victoria en la final ante el argentino Tomás Martín Etcheverry por 6-7(5), 7-6(5) y 6-2.
Todo es muy familiar. El chileno de 1,98 metros recibe el trofeo de seis láminas triangulares de cobre que imitan a la Cordillera de los Andes de manos de su abuelo Jaime Fillol. En los 70, Fillol fue la figura chilena más prominente en el plano internacional del tenis. Llegó a ser el 14 del mundo, fue finalista con el equipo chileno de la Copa Davis, y cuartofinalista del Abierto de Estados Unidos. El indicado para premiar a su nieto en el torneo que organiza su familia.
Catalina Fillol, hija de Jaime y tía de Jarry, es la directora del torneo. La única mujer latinoamericana a la cabeza de un evento ATP, vivió gran parte de su vida la organización familiar en torno al campeonato de tenis. «Mi mamá entregaba el café. Hasta lavaba la ropa de los jugadores si es que la lavandería se atrasaba», contaba a la periodista María José Blanco en entrevista con Forbes. Desde 1993 hasta 2014 los Fillol (con los hermanos Jaime y Álvaro al mando) levantaron el Abierto de Chile antes que cediera por cinco años su espacio en el calendario ATP. Había poco interés de las marcas en llevar eventos tenísticos sin grandes representantes chilenos en la escena.
En 2019 se confirmó el regreso de la fecha. Esta vez, bajo el nombre de la productora SACS, controlada por la segunda generación de los Fillol, la familia de Jarry volvió a tomar el control. Estuvieron armando el torneo como Challenger, mientras la carrera del joven tenista despegaba junto con la de otro chileno: Cristián Garin, campeón en 2021.
Nicolás Jarry es campeón en el ATP 250 de Santiago
Pero Nicolás Jarry no pudo participar de esa edición. Tenía prohibida la entrada a las instalaciones luego de haber arrojado positivo en un control de doping en la Copa Davis 2019. A principios de la temporada 2020 se le notificó que en su cuerpo se había encontrado Ligandrol y Stanozolol, sustancias prohibidas. «Este es de los momentos más duros que me ha tocado enfrentar en mi vida», señaló en un comunicado.
Recibió un gran respaldo del mundo del tenis. Incluso Rafael Nadal dijo que ponía las manos al fuego por la inocencia de Jarry.
A pesar de probar que no fue culpable (el suplemento que ingería había sido contaminado en el laboratorio de Brasil) y no perder demasiados torneos ya que varios se cancelaron por la pandemia, Jarry desapareció en el ranking y debió partir de cero. Arrancó de nuevo en los torneos Futuro y de a poco fue recuperando su nivel.
«Me llevó a volver a empezar de cero, que es muy difícil. Me dio la oportunidad de hacer cambios que en otra circunstancia son más difíciles de hacer. Desde entonces estoy más más feliz dentro y fuera de la cancha. He crecido mucho más y he sabido acercarme más a mis seres queridos», dijo a CLAY en una entrevista hecha en Australia en enero.
«Mentalmente hice un reset. Cambié todo en mi vida. Tengo nuevas prioridades: vivir en el presente, disfrutar a la familia y a los vínculos de amigos, tener una vida saludable y estar aprendiendo constantemente de los errores y dando lo mejor de mí mismo. Voy avanzando», confesó entonces.
Con el triunfo en su ciudad natal, y las semifinales en Rio de Janeiro (cayó ante Carlos Alcaraz) el chileno se situó al borde de los mejores 50 del mundo. Dos años atrás no tenía puntos en el ranking. Sí que ha habido avance.
