SAO PAULO – Cuando llegas a un torneo de envergadura y eres la número 214 del ranking mundial, pensar en alzar el trofeo de campeón va más allá de lo ilusorio. A menos que tengas 19 años, te llames Tiantsoa Sarah Rakotomanga Rajaonah y seas la campeona del WTA 250 de Sao Paulo.
“Es increíble. Es increíble. No era la favorita en este torneo”, dijo la francesa de 19 años a CLAY tras derrotar 6.3 y 6-4 a la indonesia Janice Tjen.
“Jugué partido a partido, punto a punto. Podría haber perdido en la primera ronda. Así que, sí, estoy muy contenta y agradecida por lo que hice y lo que pasó aquí. Sé que no es habitual una campeona como yo, pero luché cada punto y cada partido, así que creo que me lo merezco”.

Rakotomanga Rajaonah nació en Madagascar y tiene desde el inicio de su vida la nacionalidad francesa. Se permite confesar su deslumbramiento por el brasileño Neymar -no por su fútbol- y resuelve con rapidez y autoridad cada situación en los agotadores rituales post victoria.
Si se va al sitio web de la WTA, la francesa aparece con una descripción mínima y sin foto. En su lugar hay una silueta negra.
“Ni siquiera sé cómo funciona eso, tal vez pongan una foto, tal vez no, no lo sé”.
La vida de la campeona del mayor torneo de Sudamérica fue agitada.
“Me mudé mucho, pero sólo nací en Madagascar. Mis antepasados son de Madagascar, pero soy francesa. Es como si todo el mundo pensara que no soy francesa, veo muchas cosas así, diciendo que sí, que ella es de Madagascar, que vino a Francia. Pero no, tengo doble nacionalidad desde el principio. Y mi nombre es típicamente malgache”.
Su primer nombre, Tiantsoa, “no es un nombre habitual”, admite, antes de explicar su significado: “La bien amada”.
Pero también se llama Sarah.
“Sí, porque mi nombre es Tiantsoa Sarah, es mi segundo nombre. Cuando era pequeña, tenía unos ocho años, mi madre me preguntó si quería que me llamaran Sarah o Tiantsoa. Y no sé por qué dije Sarah. Así que, desde entonces, todos me llaman Sarah en el tenis. En el colegio me llamaban Tiantsoa”.

El tenis de la francesa es suelto, juega “fácil”.
“No sé qué decir sobre mi juego. Juego mucho con el instinto. Y ahora estoy intentando planificar más, ser más consistente con lo que hago. Sin duda tengo cierta facilidad, pero también trabajo mucho”.
Ese tenis “por instinto” suma otra ventaja, el hecho de ser zurda.
“Es una gran ventaja y ahora estoy empezando a aprender a usarla. Sí”.