BERLÍN – Aquel que haya paseado por Berlín estos días, habrá visto a mucha gente con gorras de Roger Federer. Cada vez hay más a medida que te acercas al Uber Arena, cerca de la estación de metro Warschauer-Straße. Aquí y allá, los aficionados al tenis también llevan camisetas de Rafael Nadal.
Es la hora de la Laver Cup en la capital alemana. Desde el viernes, seis jugadores de Europa compiten contra otros seis de una selección mundial en este evento de construcción. La Copa Laver pretende ser un homenaje a los iconos de la historia del tenis. Fue creada por el propio maestro Federer y su manager Tony Godsick. Ambos tuvieron la idea de organizar «el próximo gran acontecimiento» del tenis hace años.
La Copa Laver se celebra este año por séptima vez. El valor deportivo es discutible, pero hablaremos de ello más adelante. Casi más que la tradición, que la aún joven Copa Laver aún no puede tener, se trata siempre de estas cuestiones: ¿Qué quiere ser realmente esta competición? ¿Qué identidad tiene la Copa Laver?
En Berlín, uno no puede quitarse la impresión de que -aunque no haya estado en la pista durante dos años- todo sigue girando en torno a Federer. Aquí no se puede ignorarlo. La pequeña zona de aficionados frente al Uber Arena consta exactamente de cinco tiendas de venta, instaladas en dos filas detrás de la gran pantalla para el público. Aquí puede saberse que se trata de marcas «exclusivas de la RF» que exponen y ponen a la venta aquí sus artículos: El patrocinador de la raqueta de Federer, la empresa de zapatillas del propio Federer, la empresa de gafas de sol de Federer, el patrocinador del coche de Federer y el patrocinador de la ropa de Federer. Incluso las sillas en las que la gente se sienta fuera y ve los partidos en la pantalla del estadio llevan la marca de «Switzerland Marketing». Es un gran patio de recreo para Federer.
Pero, por supuesto, también es su competición y a la gente le gusta. Compran, compran y compran.
Federer lleva dos años sin jugar al tenis, pero sigue siendo el icono de este deporte.
Esto no está tanto en primer plano, no puedes librarte de esa sensación. Se trata más bien de imágenes. Cuando Federer golpeó despreocupadamente unas pelotas en la pista negra la víspera del comienzo, las escenas dieron la vuelta al mundo. El estilo desenfadado del suizo, su elegancia, no sólo se celebró con júbilo en la burbuja del tenis. El hecho de que Grigor Dimitrov ganara el viernes un fantástico partido de tenis contra Alejandro Tabilo en dos ajustados sets también interesó a los aficionados presentes en el pabellón. Pero lo que les interesó por encima de todo y se compartió en las redes sociales: las fotos de los jugadores frente a la Puerta de Brandemburgo, los tenistas profesionales con esmoquin en la cena de gala, Federer en todas sus variantes y un pequeño espectáculo del capitán del Team World, John McEnroe, en la línea de fondo.
«La gente quiere ver estas cosas. Con suerte, tendremos algo de eso en el Tennis Channel», llegó a decir el propio Godsick en una rueda de prensa el viernes. La Copa Laver es un gran cine para sentirse bien, también es mejor que muchos otros torneos». La semana pasada, la fase de grupos de la Copa Davis tuvo lugar en Zhuhai, China. Las imágenes transmitidas desde allí eran opresivas.
Godsick y Federer son profesionales de pleno derecho, al igual que el director general de la Copa Laver, Steve Zacks. Los tres conocen el atractivo de su producto, lo explotan al máximo. Pero no es un juego seguro.
Rafael Nadal, por quien todo el mundo apostaba en Berlín hasta poco antes del comienzo, canceló su presencia. Muchos aficionados también habían comprado entradas para Berlín porque querían ver al español jugar en directo por última vez. Hace tiempo que se especula con la posibilidad de que Nadal ponga fin a su carrera en un futuro próximo debido a sus recurrentes lesiones.
Hace dos años, Federer utilizó el escenario de la Copa Laver para su despedida. Las imágenes de las leyendas del tenis Federer y Nadal llorando tomados de la mano en el banquillo de jugadores han pasado a la historia del tenis. Pero la historia no se repitió en Berlín. Lo que supuso una gran decepción para los aficionados. Y que también lo demuestra: la Copa Laver depende de las caras. Pero cuando ya no están, queda lo que queda.
En otras palabras: Ruud contra Cerundolo o Kokkinakis contra Tsitsipas.
Desde un punto de vista puramente deportivo, seguirá siendo un evento de exhibición. CLAY preguntó a Stefanos Tsitsipas el viernes por la noche tras su victoria sobre Kokkinakis sobre la importancia de la Copa Laver y si la abundancia de torneos y competiciones por equipos podría no ser suficiente.
Tsitsipas responde de una forma muy políticamente correcta: «Para mí, la Copa Laver, es ese torneo honorífico que te toca jugar y del que te sientes orgulloso por haber sido seleccionado para formar parte de la lista y del equipo. Es mucho más que sólo puntos, porque estás persiguiendo puntos todo el año, y ésta es una semana en la que te dedicas a jugar tu mejor tenis porque, obviamente, ya es un honor formar parte del equipo, y sólo quieres maximizar todo lo que puedas», dijo.
El griego no se detuvo ahí: «En realidad siento más emoción por una competición como la Copa Laver probablemente que por otros torneos durante el año. Saca lo mejor de mí, y siempre he sentido que conecto muy bien con el concepto, e intento disfrutar y aprender de esa semana todo lo posible, porque me enseña mucho a lo largo de mi carrera.»
Björn Borg, el capitán del Equipo Europa, se sentó junto a Tsitsipas. También rechazó el mencionado carácter de exhibición y no quiso saber nada de él: «Odiamos perder contra el resto del mundo. Quizá no lo veas, pero creo que puedes verlo si entiendes ese tipo de cosas».
Tsitsipas y Borg se rieron un poco. Casi sonó como si lo hubieran acordado de antemano. Borg, al igual que McEnroe, ya no participará en la Copa Laver el año que viene. Más caras e iconos de esta competición abandonan el barco. Nadal probablemente no volverá a jugar para el Equipo Europa.
A Novak Djokovic nunca le ha gustado la Copa Laver, y no volverá a participar en Berlín, aunque habría estado allí en virtud de su ranking. Así que otros como Carlos Alcaraz o Jannik Sinner tienen que arreglárselas e intentar insuflar un poco de tradición al evento en el futuro. Si es necesario, el eterno Federer tendrá que salir a arreglar las cosas. Como una estrella que sobrevuela por encima de todo y de todos.
