NUEVA YORK – La frase de una leyenda del tenis como Rod Laver explica lo que vivió Paula Badosa en el mediodía del martes en el US Open.
«El momento en que tu juego es más vulnerable es cuando vas por delante».
La estadística es muy reveladora en un partido que la española perdió por 2-6 y 5-7 contra Emma Navarro en los cuartos de final del Grand Slam de Nueva York, y lo que se vio en el segundo set le dio toda la razón al australiano.
Desde que Badosa estuvo 5-1, 15-0 con el saque de la estadounidense en el segundo parcial, se metió en un pozo del que no pudo salir: 24 de los 28 puntos fueron para el lado de la norteamericana. La primera de las dos veces que Badosa fue a cerrar el set con su servicio, perdió el game en cero y los 12 errores no forzados y las dos doble faltas agravaron aún más el episodio.
«No puedo jugar, no puedo jugar», le dijo a Pol Toledo, su entrenador, quien estuvo atento al declive de su jugadora, durante el momento en el que la española se encontró tan cerca de forzar un set de desempate. Badosa extravió su derecha y no pudo lidiar con sus piernas dormidas.
Emma Navarro’s moment in the sun! ☀️
She comes from 5-1 down in the second set to defeat Badosa and reach her maiden Grand Slam semifinal! pic.twitter.com/YWfnW0ya2E
— US Open Tennis (@usopen) September 3, 2024
El detalle de tamaña debacle la sacó de su cabeza para entregarla pocos minutos después en la sala de prensa, triste y frustrada, pero sin perder la compostura.
«En el segundo set había un momento que me he sentido un poco bien, pero en ningún momento estaba rápida de piernas. Estaba reaccionando lenta. Entonces yo, cuando reacciono lenta de piernas, mi tenis no responde, bajo la intensidad. Y ya la otra me domina más. Y cuando me domina más la pista se me hace mucho más pequeña», analizó Badosa ante los medios, después de pasar por la ducha y acompañada por parte de su equipo técnico.
Fue una lucha consigo misma, en un estadio cuya atmósfera no la ayudó: «Tenía muchas frases negativas en mi cabeza. Y había un momento que… había tanto, tanto, tanto ruido. Y encima tampoco puedo escuchar bien a mi equipo. Y no sé lo que me están diciendo en ese momento. Y además con el ruido interno mío me he hecho muy pequeña. Y lo primero que quería hacer, si soy sincera, es irme de la pista. Al final también cuando estás tan mal ahí, con pensamientos tan negativos, te quieres ir porque al final te haces una hormiga».
Pero la ambición, Badosa la mantiene viva a pesar de la desazón.
Vivió una gira norteamericana tremendamente positiva, con resultados que hace unos meses no estaban en sus planes y que habría firmado a ojos cerrados: título en el WTA 500 de Washington, semis en el 1000 de Cincinnati, y cuartos de final en Nueva York.
«Cuando ves la diferencia de cuando estaba yo en Madrid que estaba fuera del 100… Pues lo hubiese firmado, obviamente. Si me lo dices ahora mismo, pues quiero más. No quiero el top 20, quiero el top 10. Y cuando esté en el top 10, voy a querer el top 5. Y cuando estoy en el top 5… Siempre me ha pasado igual», reflexionó Badosa, que el próximo lunes aparecerá dentro del top 20 del ranking de la WTA.
Eso sí, se puso desafíos psicológicos: «Tengo que aprender a eso. A estar contenta, a estar más en el presente. La lesión me ha ayudado a valorar más las cosas. Pero siempre llegan momentos tensos y yo lo noto sobre todo en los Grand Slam. En los Masters 1000 o en un 500 lo gestiono mucho mejor porque ya he pasado más por ahí. Pero el quererlo tanto en un Grand Slam se me hace un poco grande en estas rondas».