Juan Carlos Ferrero renovaba cada año su contrato con Carlos Alcaraz, pero en el cierre de 2025 la firma de ese contrato se demoró. Y todo se aceleró, para mal, hasta desembocar en la ruptura.
“Lo que sucedió es muy sencillo”, dijo a CLAY una fuente del riñón del ya ex entrenador del número uno del mundo.
“El contrato era anual. El de 2025 se terminó a finales de noviembre, y se esperó al sábado 13 de este mes para presentar uno nuevo y hasta este lunes 15 a primera hora para firmarlo. Juan Carlos no lo aceptó y ellos no quisieron hacer cambios”.
Es decir: el hombre que llevó en los últimos siete años a un adolescente a convertirse en uno de los jugadores más exitosos de todos los tiempos -seis títulos de Grand Slam y número uno del mundo- debió esperar dos semanas para recibir un contrato de renovación. Y cuando ese contrato llegó, tuvo dos días para leerlo y firmarlo. Hizo una evidente contrapropuesta que no fue aceptada.
Y todo se terminó ahí, no hubo margen para seguir negociando, o más probablemente no había intención. Ni desde el “clan Alcaraz” ni del propio Ferrero a seguir en las actuales condiciones.
La relación entre Ferrero y el padre de Alcaraz venía acumulando desgaste desde hacía tiempo. ¿Qué hará Ferrero de ahora en más? ¿Es cierto que pretende entrenar a un nuevo jugador? Desde su círculo cercano le dicen a CLAY que no, que ahora es el momento de frenar.
“Se va a tomar un descanso. Puede ser de dos meses o de ocho, y después de ese descanso, pues si le viene algo verdaderamente interesante seguramente volverá al circuito”.





