LONDRES – Razones para perder un partido: a veces tu rival juega demasiado bien. En otras, no es el mejor día en la oficina. Y en contadas ocasiones, la historia detrás de una pista te pasa la cuenta.
Los tres ingredientes a la licuadora del futuro clásico del tenis masculino mundial, y un resultado con justicia: 6-1, 6-4, 6-7 (8-10) y 6-3 ganó el italiano Jannik Sinner al español Carlos Alcaraz, en el primer partido de Grand Slam entre los dos tenistas jóvenes más prometedores y talentosos de la época, válido por la cuarta ronda de Wimbledon.
Fue el debut de ambos en el Court Central, pista que hoy celebró 100 años. Y para Alcaraz, no le fue indiferente. Con honestidad, reconoció que la cancha se le impuso: “Se me ha impuesto la pista, lo que hay detrás de esa pista, estar donde se han jugado tantos partidos históricos… no ha sido fácil para mí. Estaba nervioso. Por algo le dicen la Catedral del tenis”.
En lo netamente tenístico se vio a un Alcaraz incómodo que cometía demasiados errores no forzados, no lograba meterse dentro de la cancha, ni le funcionó su ya clásica arma del drop shot. Por su parte, Sinner lució totalmente seguro con su servicio y además contragolpeaba de manera profunda y angulada. Merecido triunfo para el alpino, quien antes de agarrar una raqueta, se lucía con los esquíes.
El partido que marcó los octavos de final más jóvenes en un Grand Slam desde que en 2008 se enfrentaran Juan Martín Del Potro (19) y Kei Nishikori (18), promete ser la rivalidad más disputada de los próximos años, considerando los récords de precocidad que van marcando tanto Sinner (20 años, 5 títulos ATP, final en Miami) como Alcaraz (19, 5 títulos ATP incluidos los 1000 de Miami y Madrid).
“Espero tener una gran rivalidad con él y que peleemos por los mejores torneos, que llevemos buenos momentos juntos”, comentó Alcaraz.
