Carta desde Londres (5): Cuando el COVID despeja el camino a la final de un Grand Slam
LONDRES – Los tenistas a la hora de analizar a sus rivales siempre dirán que todos son peligrosos, que no hay que subestimar a ninguno y que además, en los torneos sólo se preocupan del rival que pronto enfrentarán.
Es ciertamente un lugar común cargado de respeto que a veces puede tener sinceridad, y otras veces no.
A la hora de mirar el hipotético camino al título de un favorito como Rafael Nadal, que llega a Wimbledon por primera vez en su 36 años con la chance de seguir en carrera por un logro casi tan inalcanzable como el Grand Slam, ciertos nombres resaltaban como importantes amenazas: en menos de 24 horas, el COVID quitó del camino a dos.
Ayer, fue Marin Cilic (finalista acá en 2017 y con recientes semis en Roland Garros), que asomaba en el camino de Nadal en octavos de final. Hoy el contagiado fue Matteo Berretini (posible rival en semis), que llegaba a Londres con un cartel asombroso en césped entre la temporada pasada y esta: veinte triunfos, tres títulos y sólo una derrota ante Djokovic en la final de Wimbledon 2021.
| Antecedentes con los que las casas de apuestas pagaban muy poco por sus nuevos éxitos. Para el propio Francis Roig, técnico de Nadal, “después de Djokovic, el favorito es Berrettini”. Lo declaró a El País antes de su baja.
Un directo “beneficiado” fue el chileno Cristian Garin, a quién insólitamente felicitaban esta mañana por la baja del italiano, con quién se vería las caras en primera ronda. “Qué felicitaciones dicen, si tengo que jugar un partido”, contaba luego de imponerse al lucky loser Elias Ymer. Esta tarde Nadal se reencontró oficialmente con la hierba, y bromeó: “Ni siquiera me acordaba cómo era». Ganó al argentino Francisco Cerúndulo, quién mostró un tenis fenomenal, desfachatado y que por pasajes del partido tuvo controlado al balear. “Estoy con bronca. Quería un quinto set», comentaba luego el argentino, que tuvo reales posibilidades de estirar el partido tras ir quiebre arriba en el cuarto. También en la Central, Serena Williams volvió a disputar un partido de singles luego de un año. Llegaba a reemplazar el último recuerdo, cuando salió de ahí lesionada en 2021. No pudo celebrar, a pesar de luchar por más de tres horas contra la francesa Harmony Tan que dijo que sintió miedo luego de ver que debía jugar contra una leyenda como la norteamericana, y que habría estado feliz de haberle sacado uno o dos juegos. Ganó 10-7 en el desempate del tercer set. «Bastante sólido», resumió Williams, consultada por cómo calificaba su legado, hasta ahora, en La Catedral. Seguramente la veremos en el US Open. «Obviamente es el lugar donde más me motiva jugar, ahí gané mi primer Grand Slam. La energía es especial en Nueva York», contestó ante la pregunta de CLAY. Queda Serena todavía. |
Y a propósito del virus que ha tenido al mundo vuelto loco, la francesa Alizé Cornet lanzó una bomba hoy a L’Equipe: «Lo que nadie sabe es que en París hubo una auténtica epidemia de coronavirus y todos los tenistas nos pusimos de acuerdo para no hacernos test y no meternos en problemas. Hubo grandes jugadores implicados y me preocupa lo que puede generar esa información cuando se haga pública».
Alize Cornet / AELTC/Simon Bruty
Veremos si más voces se suman a las confesiones de Cornet, pero yo les puedo decir, que por lo menos el Media Centre de ese Roland Garros era un constante concierto de toses y estornudos. Daba la impresión que también había un rebrote entre los periodistas. Ahora bien, entre nosotros no hubo ningún pacto.
Nos leemos mañana, esperemos que sin bajas por coronavirus.
